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11.7.08

Ooootra vez una escuela, y otra vez remeras "locas"...

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La decisión de colocar un cartel en la Escuela Media 2 "España", ubicada en las calles 12 y 60, informando sobre la ropa que no pueden llevar puesta los alumnos, disparó una fuerte polémica en el establecimiento. La lista de requisitos es uniforme para los niveles de la Educación Secundaria Básica, Polimodal y hasta del bachillerato nocturno en el que conviven adolescentes, jóvenes y adultos.

Cerca de la puerta de ingreso al colegio hay un cartel que advierte: "No se puede ingresar con remeras o buzos que identifiquen a cuadros de fútbol, musculosas, ojotas, capri (pantalón tipo pescador), gorros o remeras cortas", según lo indicado en la edición de la fecha del diario El Día de esta ciudad. Algunas de esas prendas están entre las que más atraen a los adolescentes, pero en el colegio concluyeron en que no son las más adecuadas para concurrir a clase.

La reglamentación no deviene de una normativa de la Dirección General de Cultura y Educación, pero así y todo, no es exclusiva de esa institución. Según se informó desde la cartera educativa, en los acuerdos que definen las pautas de convivencia, padres, docentes, alumnos y auxiliares de numerosas instituciones han regulado el uso de prendas y accesorios. El director de la Media 2, Jorge Panei, señaló que las indicaciones para los alumnos surgieron de ese marco.

"De acuerdo con el sistema de convivencia hemos implementado pautas y el que quiere venir las debe respetar", dijo. La veda a las camisetas busca aplacar desbordes que se enmarcan en la pasión futbolera. Panei pintó la situación con un episodio violento ocurrido en una escuela de la periferia donde "fuera del horario de clases se pelearon un chico de Estudiantes y otro de Gimnasia. Uno terminó con un corte que iba desde la pera hasta el ojo". Según el docente, el incidente generó una demanda contra el Estado y el director del colegio. Por otra parte, Panei destacó que "acá tenemos alumnos bolivianos, peruanos y japoneses. Entonces, si hablamos de no discriminar no podemos permitir que otros vengan con la camiseta de la selección argentina". Para el director, la ropa y la higiene también están dentro del marco de la formación escolar.

"Más allá de la educación también hay que observar la presencia. Afuera de la escuela que hagan lo que les parece. Yo creo que esto da resultado porque hay padres que están de acuerdo", dijo. Sobre las prendas prohibidas, indicó que las remeras cortas en las chicas "pueden ser un motivo de provocación que genera problemas" y agregó: "no me parece estético una mujer embarazada con el obligo al aire". Tampoco aprueba el uso de gorro porque "en un lugar cerrado no se puede estar con la cabeza cubierta". En tanto, las ojotas o musculosas no se aceptan por cuestiones de higiene. También se exige el guardapolvo en las chicas y, aunque no está reglado así, se busca disuadir el uso de los aros por seguridad. El subdirector de Educación Polimodal de la Provincia, Rubén Fornales, dijo que el control del vestido "está dentro de los acuerdos institucionales de convivencia. En muchos casos, padres, docentes, alumnos y directivos acuerdan cómo se puede ir a clases, pero las pautas deben tener una fundamentación pedagógica.

Lo de las camisetas aparece en muchos casos porque su uso ha dado lugar a cargadas y agresiones". El funcionario marcó un contrapunto con la opinión de los directivos de la Media 2: "no entiendo en qué puede influir un pantalón capri en la cuestión educativa. Todo lo que pauta el acuerdo no puede estar alejado de la función principal de la escuela, que es enseñar. La cuestión es cómo se fundamenta". El reglamento de convivencia de la Media 2 es amplio y también plantea otras pautas sobre la conducta y para las actividades educativas.

Los padres son informados cuando anotan a los chicos. No todos están de acuerdo con la línea, pero según Panei ayudó a la escuela que históricamente se definió como "la legión": "hace 23 años soy director. Antes no quería venir nadie y ahora tenemos más de 1.300 alumnos. Puede haber algún alumno rebelde pero le decimos que el padre firmó el acuerdo y si no está de acuerdo se va con pase. Hay quien cree que hacer lo que se hizo toda la vida es estar fuera de las normas de convivencia y no es así", concluyó.
Fuente: http://www.26noticias.com.ar/

7.7.08

Un adolescente que lleva una remera referida al alcohol...

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... suele ser menos honesto, menos independiente, menos responsable, menos femenina, menos religioso, más propenso a no ser puntual, más propenso a no ser aplicado en la escuela, más propenso a fumar, más propenso a beber, más propenso a ser una persona de riesgo...
Al menos ese fue el resultado de un estudio realizado en la Universidad de Southern Illinois, USA... Estamos en el horno, NO?

Traits and Behaviors Assigned to an Adolescent Wearing an Alcohol Promotional T-Shirt

The purpose of this study was to examine meanings assigned by observers to an adolescent wearing an alcohol promotional T-shirt. University students (41 females, 53 males; mean age = 21.4) recorded their impressions of a male or female adolescent wearing an alcohol T-shirt or a plain T-shirt for 14 traits and 14 behaviors. Regardless of gender, the adolescent wearing an alcohol (vs. plain) T-shirt was rated as less honest, less independent, less responsible, less feminine, less reliable, less religious, less likely to be on time, less likely to do well in school, more likely to smoke, more likely to be a party animal, more likely to drink, more likely to be a risk taker, and more likely to use profanity. Male and female participants formed similar impressions.


Jane E. Workman - Naomi E. Arseneau - Chandra J. Ewell - Southern Illinois University // Family and Consumer Sciences // Research Journal, Vol. 33, No. 1, 498-516 (2004) // DOI: 10.1177/1077727X04266697 // © 2004 American Association of Family and Consumer Sciences

25.6.08

Mala, mala remera.


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Hace unos días, Ashli Walker revisó un estante de remeras de marca, indecisa sobre cuál comprarse para llevar al día siguiente a la secundaria Eleanor Roosevelt del condado de Prince George, en la zona de Washington, en Estados Unidos. ¿La negra con la leyenda "Confía en mí, soy soltera"? ¿O la blanca que decía "Yo sé lo que los chicos quieren"? Estas remeras son abiertamente sexuales, ocasionalmente inteligentes y muchas veces cargadas de doble sentido, lo que obliga a las autoridades escolares y a otros estudiantes a leer provocaciones estampadas en el pecho, como "Sí, pero no con vos", "Tu novio besa como los dioses" o "Dos chicos por cada chica". Este tipo de remeras son emblemáticas del tipo de cultura en la que hoy habitan algunos adolescentes, en la que el status se define mediante imágenes de promiscuidad sexual que las generaciones anteriores podrían haber considerado inapropiadas.

Las remeras, que para algunas autoridades escolares son más explícitas que nunca, están planteando dilemas de código de vestimenta en las escuelas de la zona de Washington. Los sistemas escolares, por lo general, prohíben la ropa que exprese vulgaridad, obscenidad o que promueva el cigarrillo, el alcohol, las drogas o las armas. Por ejemplo, las remeras con la marca Budweiser o la película "Scarface" de Al Pacino son un tabú.

Pero las remeras sexualmente sugestivas suelen caer en una zona gris que requiere que las autoridades evalúen cada caso en particular. Algunos mensajes se consideran inofensivos -"Mi novio besa muy bien"-. Otros, no.

"Intentamos no hacer de esto un escándalo, pero también queremos proteger el ambiente escolar", dijo Rick Mondloch, de la secundaria Robinson en el condado Fairfax. "Estas remeras son mucho más osadas que hace cinco años, así que hay que estar atento".

Robynne Prince, subdirectora de la secundaria Eleanor Roosevelt, dijo: "Si hay remeras con connotaciones sexuales obvias, entonces sabemos exactamente qué hacer, pero hay algunos alumnos que tiran de la cuerda todo el tiempo".

Para las alumnas que cumplen con las reglas en cuanto a escotes, por ejemplo, las remeras ofrecen la posibilidad de mostrar sin mostrar. "Tenemos tantos códigos que las remeras nos permiten rebelarnos contra los profesores y los directores porque no podemos usar lo que queremos", dijo Ashli, 17, de la Eleanor Roosevelt, que aseguró que su deseo es no tener sexo hasta estar casada. "Creo que la mayoría de las chicas y los chicos se ponen estas remeras porque son divertidas y llaman la atención. No me importa lo que dicen los demás".

A su mamá, Yakini Ajanaku, las remeras que usa su hija la tienen sin cuidado porque, según ella, Ashli las usa para ser irónica. "Sé que es una chica muy dulce y muy conservadora y no tiene relaciones sexuales", dijo Ajanaku. "Otra gente probablemente malinterprete las cosas, pero a mí no me molesta. ¿Qué importa lo que piensan los demás?"

En una cultura que bombardea a los adolescentes con imágenes sexuales, las remeras son otra manera de estar a la moda sin necesariamente ser literal, según los estudiantes entrevistados para este artículo.

Las remeras destacan una paradoja sobre esta generación: incluso en un momento en que cada vez más adolescentes absorben mensajes sexuales ubicuos, los datos federales demuestran que dicen tener menos relaciones sexuales que sus pares en generaciones anteriores. Si bien una encuesta reciente del Centro Nacional para Estadísticas de la Salud determinó que más de la mitad de los adolescentes practican sexo oral, los índices de embarazo adolescente descendieron marcadamente desde principios de los 90. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el porcentaje de estudiantes secundarios que dicen tener relaciones sexuales cayó del 54% en 1991 al 47% en 2005.

"Es un panorama desconcertante", dijo Sarah Brown, directora de la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente en Washington. "Cuando alguien ve a una chica o un chico con una prenda provocadora, se hacen muchas suposiciones sobre lo que pasa, que pueden ser o no ciertas. Y ése es el punto".

Hace años que existen las remeras provocadoras. Pero hoy las autoridades escolares ven remeras que son mucho más explícitas. Está en ellos determinar qué es inocuo, que es levemente sugerente y qué es, francamente, desagradable.

Cuando a los estudiantes se los detecta con remeras que cruzan la línea, por lo general se les da una remera de la escuela o se les pide que se den vuelta la que llevan puesta. Las autoridades escolares dicen que es difícil andar controlando lo que dicen las remeras, porque muchas veces los alumnos pasan rápido o esquivan a las autoridades para ocultar sus remeras cuestionables. "Es como el Pac Man. Los ves venir por el pasillo y ellos intentan evadirte", dijo Myca Gray, subdirectora de la secundaria Gar-Field en Prince William.

En la Eleanor Roosevelt, los estudiantes "atrapados" con remeras que se pasan de la raya a veces deben usar las remeras del colegio que los catalogan como "violadores del código de vestimenta".

La mayoría de los padres entrevistados dijeron que preferirían que sus hijos no usaran remeras obscenas , pero que a veces tienen que ceder. Rosa Pulley intentó obligar a su hija Keana, 17, a devolver una remera que dice "Sí, pero no con vos". Pero Keana insistió. "Yo tengo que elegir mis batallas", dijo la madre. "OK, no me gusta. Ella la usa, pero podría ser algo peor". Keana dijo que el mensaje de su remera era ambiguo. "Podría significar 'Sí, quiero ir al cine, pero no con vos'", dijo. "Si quisiera ser sexy, como en MTV, me compraría remeras ajustadas y cortitas".

La moda de las remeras aparentemente no tiene límites raciales o étnicos. Las chicas son las que más las usan. Los chicos dicen que los mensajes no tienen nada de confuso. "Cuando ves una remera que dice '100% soltera', entonces te ves obligado a acercarte y a hablar", dijo Paul Barrett, 17. "De todos modos, no me gustaría que mi novia las usara".

En la boutique de Prince George, Ashli decidió qué se pondría para ir a la escuela. Regresó a la estantería la remera que decía "Confía en mí, soy soltera". Se compró "Yo sé lo que los chicos quieren" y fue directo a la caja. "Me gusta ésta", dijo, "porque me pega con unos zapatos que tengo".

Fuente: Ian Shapira, The Washington Post (traducción de Claudia Martínez)